Gabriel fue un wunderkind y ha aprendido chino y otros cinco idiomas. Hoy no se resigna a ser un filósofo funcionario de oposición que se limite a interpretar la realidad; quiere transformarla y empieza por destapar cómo nos engañan quienes nos la cuentan. Un árbol es un árbol y no puede creerse otra cosa; nosotros somos animales que se cuentan el cuento de que son humanos: somos seres esquizoides que pueden crearse y creerse ideologías que mezclan verdad y mentira. Por eso dominan quienes logran que los dominados acepten la ideología que justifica su dominación. De ese modo, las palabras no describen la realidad: la crean. Y por eso el mundo no existe. Sólo el que contamos.
“Si su sueldo le deprime no busque psicólogo, sino sindicato”
No hay comentarios